miércoles, 15 de junio de 2016

5. LA VIDA ES UN REGALO

Cuando sientes que la vida es un regalo, que no te debe nada, que no es justa o injusta, ni merecemos esto o lo otro, porque eres tú, con tu inspiración y esa autoestima capaz de todo quien fabrica su propia suerte y el artífice de tu felicidad... ¡eres imparable!

Alguien dijo una vez que el agradecimiento es la elegancia del espíritu. Valora tu vida, lucha porque sea lo más feliz posible; a fin de cuentas como tantas veces escuché en boca de mi padre las palabras de Ramón de Campoamor: "nada es verdad ni es mentira. Todo es según el color del cristal con que se mira".

Aprende a contemplar la vida como lo que es... Un regalo que hay que mimar, cuidar y saborear... Escuchamos tantas veces eso de: "Carpe Diem" (vive el momento),  "Hakuna Matata" (no te angusties),  resiliencia (capacidad de superación), ser proactivos (poner los medios para conseguir algo), todo depende de nuestra actitud... pero, ¿qué hacer con todo eso si no amas vivir? Si no disfrutas de los pequeños placeres del día a día porque no eres capaz de apreciarlos... Si tomar un café recién hecho en el silencio de la mañana no te resulta algo delicioso... Si charlar con tu pareja o tu mejor amigo no te parece lo mejor que te podría estar pasando en ese momento... Si abrazar y besar a tus hijos no te resulta la experiencia más enternecedora y sublime...

Quien no está enamorado de su existencia, sólo es feliz cuando cree que consigue "la gran felicidad": esas pedazo vacaciones, ese trabajo impresionante, ese cochazo o ese dinero que tanto necesita y le quita el sueño.

Y se pierde la felicidad del día a día... porque vive para el futuro. Se amarga porque no llegan ni el coche, ni las vacaciones, ni el dinero. Y renuncia a ser feliz... Por lo que cuando llega una pérdida terrible, una enfermedad o algo irremediable, se hunde. Se paraliza. No vive.

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